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El ambigú

Un día de cólera

Un día de cólera

    Tras mirar con cautela a uno y otro lado de la calle, la muchacha se recoge un poco la falda con una mano y camina apresurada y temerosa. Desde el portal, García Vélez la ve alejarse. En ese momento, hacia los Consejos, oye cascos de caballos; se vuelve y ve a cinco coraceros franceses que trotan calle arriba. Al descubrir a la chica, espolean sus monturas y cruzan frente al portal, gritando de júbilo. Viéndolos pasar, el zapatero blasfema para sus adentros. La pobrecita no tiene ninguna posibilidad de escapar.

    " Y aquí se acaba tu suerte, compañero."

    Es lo que se dice así mismo, resuelto a encarar lo inevitable. Después, con el chasquido de siete muescas cachicuernas, Pablo García Vélez abre la navaja......

    .....Lucas Espejo, de un portal próximo, ve salir a un hombre joven con alpargatas, faja, chaleco y en mangas de camisa, que se arroja navaja en mano contra el coracero, apuñala al caballo en el cuello hasta hacerle doblar las patas delanteras, y aferrándose al jinete, encaramado sobre la montura, le clava al francés una y otra vez la navaja de dos palmos de hoja por la escotadura de la coraza, antes de que el segundo coracero, acercándose por detrás, lo mate de un tiro de pistola a bocajarro.

 

Imprescindibles todos y cada uno de los nombres y profesiones de los héroes que aparecen en este libro. Gracias a todos ellos podemos disfrutar de la libertad, y no como por ejemplo en Irak, a día de hoy, un pueblo invadido como lo fue España.

 "En respeto a la memoria del que murió como un héroe"

 

1 comentario

perico -

De que libertad gozó el pueblo de Irak antes de ser fulminado su dictador? de cuantas guerras venía y a cuantas más iría?
Los Kurdos se han quedado con tu cara...