Excursión en bici

El Chorro

Parecía pequeño el Focus, pero no, entró todo, todito, todo: mis dos amigos, las mochilas, la comida, las tres bicis en la baca y lo más importante, Sabina, mi perro.

Nos fuimos a un pueblo de Guadalajara llamado Valdesotos. Mi amiga tiene una casita de pueblo bien bonita, de esas antiguas que sabes que han pasado muchas historias dentro de sus grandes muros de piedra, que hacían que dentro de la casa se entuviera fresquito mientras en el exterior caía un calor agobiante.

Paseo con las bicis de pueblo en pueblo, de 30 en 30 kilómetros, bajadas a tumba abierta, subidas imposibles, pinos, jaras, robles, olores a naturaleza, el río Jarama de por medio, ciervos, perdices... todo aquello que creía olvidado en el infierno de Madrid.

Y como punto final un baño merecido en El Chorro, con su piscina natural.

¿Cuándo volvemos?